Vasos para flores, floreros, maceta - Estaño · Vidrio

En el pasado encontramos un notable testimonio de formas y estilos que han caracterizado “la maceta” en las expresiones más nobles. En la civilización Griega y en la Romana y, en tiempos más recientes, en el Renacimiento, (que dio gran importancia al cuidado de las áreas verdes) existe toda una sucesión de formas y de decoraciones, extraordinariamente transmitidas hasta nuestros días, para embellecer balcones y jardines. La maceta ha sido siempre a lo largo de los siglos un “contenedor de la memoria y de las tradiciones” y con el transcurrir de los siglos ha mantenido intacta su peculiaridad original: la de custodiar flores y plantas pero también la capacidad de transformarse en objeto de decoración, capaz de otorgar al jardín más pequeño al igual que al parque de grandes dimensiones un toque refinado. Colocar una planta en una maceta es un ritual lleno de esperanza y al mismo tiempo una promesa de amor y de cuidados, la jardinería nos vuelve a poner en sintonía con el mundo y nos mantiene en contacto con la tierra, el cielo y el ciclo de las estaciones. Este era el sentimiento de los antiguos y es la razón por la cual acostumbraban decorar sus macetas con imágenes divinas que simbolizaban este aspecto de la vida.